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Mostrando entradas de 2011

Desde el retiro

Casi tres meses desde la última entrada en este blog moribundo. Estoy, posiblemente, en medio del mayor aislamiento voluntario de mi vida. Desaparecido de la noche y para los amigos, sólo Paula y Eva son capaces de sustraerme de la obsesión que supone el poemario en el que estoy trabajando. Soy prácticamente incapaz de dedicarme a otra cosa que no sea el próximo libro, y así evidentemente se me hace muy difícil pasarme por aquí. Pero desde la dulce reclusión, dos líneas para recomendar al que pueda pasar por estos lares "El secadero de iguanas" de Pedro Andreu, una magnífica obra de un escritor afianzado, seguro. Tanto que sorprende que sea su primera novela. Un libro seco y brillante, serio, y muy entretenido. En próximas entradas, si la obsesión me lo permite, también me apetecerá hablaros de él pero de momento simplemente apuntad este nombre: Yann Martel. Por lo que se refiere a mi trabajo, poco que decir aún, aunque trabajo ilusionado y más rápidamente que otras veces.

La cacería

A todas horas este extraño sentirse en cacería esta rotunda sensación de que vivir no es más que estar siempre buscando un tesoro latente una llave escondida una razón para el inmenso absurdo de andar continuamente como un perro que da vueltas y vueltas en pos del infinito de morderse la cola. (de Calle del mar , Islavaria ediciones)

67 días

-Una calle peatonal abierta al tráfico, pero según cuándo, según dónde y según cómo. -Un carril bici destrozado, como si un ciclista para llegar de un punto A a un punto B tuviera que convenir en que la distancia más corta entre dos puntos es el caos, siempre. -Una subida de sueldo nada más llegar, para no ser menos. -Un conseller que, según pruebas científicas, es analfabeto. -Por primera vez en la historia, una radio y una televisión pública cerrada, no sea cosa que siga disparada la cuota de catalán en la caja tonta, que a ver qué pasa. -Una ley consensuada por todos los grupos politicos del Parlament y aprobada con su propio partido en el gobierno que desaparece sin más, vulnerando el Estatut d'Autonomia y poniendo el reloj de la máquina del tiempo en 1977, por ejemplo. En pocas palabras: la ilusión y el ideal de belleza de una ciudad moderna, europea y limpia se ha desvanecido. Y una involución de 30 años de las conquistas democráticas en materia lingüística. Y todo en 67 días

Junio (Recuento)

Dos poemas más sobre el tiempo. Los parques de Londres de la mano de Eva, con su sabor a domingo que pasa sin más, como un velo transparente. Los jueves de verano por la tarde en la oficina, cuando tras los cristales todo es sol y turistas y nada parece tener mucha importancia. La prosa de Stendhal, tanto tiempo después, volviendo a tejer su red sobre tí, muy lentamente. La televisión escupiéndote a la cara mientras eres incapaz de apretar el power de una vez por todas. Roma con Javier, ardiendo, viva y desbocada, inasible. Los amigos a veces, los viejos y los nuevos amigos. Somerset House impecable, grabándose en la memoria para tu eternidad. Las canciones de sal y vino de Paco Cifuentes. La bendita desaparición del fútbol antes de que esperemos la bendita aparición del fútbol. Los versos de Corredor-Matheos. El spritz de Giovanni. El absurdo de Piccadilly y tantas cosas que te alejan de Londres y tantas que te acercan a Roma. La fe de Paloma y la fe de Lola. El Moisés de Miguel Án
Queridos amigos: Sigo vivo, recién llegado de un viaje a Londres del que ya hablaremos y proyectando otros viajes, otras historias. Sólo quería dejaros un enlace a la entrevista que Elena Vallés me realizó para el Diario de Mallorca. http://www.diariodemallorca.es/sociedad-cultura/2011/05/22/escribes-amor-dificil-caer-cursileria/672013.html Vuelvo pronto. Que arranque el verano.

Tsé Bii’ Ndzisgaii (Monument Valley)

La US163 deja Kayenta y cruza la meseta bajo el sol como un delgado hilo que intentara partir el universo, como una estrecha alfombra que conduce al lugar donde esperan los dioses, como si fuera el único camino que quedara en la Tierra.
Eva en América ya está aquí. El próximos lunes (día mundial de la poesía, nada menos) lo presentamos en Torrelavega. Más adelante, posiblemente durante el mes de abril (ya os avisaré cuando esté cerrado), lo haremos en Palma. Me encantará ver de nuevo a los amigos que hice allí hace casi tres meses y poder agradecer a la gente de Quálea el trabajo y el talento puestos a disposición del libro. Seguramente la semana que viene ya podréis pedirlo en vuestra librería favorita, así que tranquilos, no os agolpéis ya desesperadamente. Yo siento como si fuera el final de una etapa. De una primera y larga etapa de aprendizaje, de modulación, de autoconocimiento. Y que aquí hay que parar, dar dos pasos atrás, reflexionar, recuperar el silencio. Pero de eso hablaremos otro día. Ahora quiero celebrar que os entrego el libro. Sólo espero que os guste mi extraña forma de decir te quiero.

Limpieza y absorción, Javier Cánaves. (Ed. Delirio)

Con toda seguridad, a estas horas soy uno de los pocos afortunados que ya tienen entre las manos Limpieza y absorción , el nuevo poemario de Javier Cánaves. Si no me equivoco, han pasado seis años desde que apareciera El peso de los puentes, su hasta ahora último libro de poemas en castellano. Javier y yo somos grandes amigos desde hace mucho tiempo, así que tengo dos opciones. Puedo hablar bien del poemario y animaros a comprarlo, sin más, para que no me acuséis de excesiva generosidad y exagerado compadreo. O puedo comentar lo que siento ahora mismo, lo que opino realmente del libro ahora que lo acabo de leer, sin importarme que penséis que mi amistad afecta a mi capacidad crítica. Voy a hacer lo segundo. Es un libro impresionante. Un libro denso, profundo, inteligente, irónico, lleno de amor y de tristeza, lleno de vida. Creo que es su mejor libro, y creo que es uno de los mejores poemarios publicados durante estos últimos años. Hay pocos que consigan como éste volcar como un torr

La mujer y el trabajo

Hoy es el día internacional de la mujer trabajadora. Desgraciadamente, este año más que nunca, el carácter debe ser reivindicativo, y no festivo. No apetece celebrar hoy el cada vez mayor y más igualitario acceso de la mujer al trabajo, sino llorar y reflexionar la pérdida del empleo de miles de trabajadoras que ya habían accedido al mundo laboral. Y evidentemente esa es una reivindicación que podemos hacer extensible a miles de hombres, en su mayoría jóvenes, que se encuentran en la misma situación. Ésa es la mayor repercusión del estado al que nos ha llevado la decidida apuesta sin fisuras por el salvaje neocapitalismo global y por un liberalismo que, a pesar de los que nos cuentan, es radicalmente antidemocrático. Pero eso tiene difícil arreglo si los dos partidos que se alternan y reparten el poder miran hacia otro lado cada vez que alguien les recuerda la necesidad de cambiar el modelo de forma real, rápida y decidida. Pero eso no les interesa. Es peligroso. Un beso a todas y fel

Historias (y 2)

Se pasaba horas mirando fijamente su reloj de pulsera. Los segundos que precedían a los segundos, y los que venían después, y luego las agujas más grandes moviéndose con esfuerzo y pronto todo ya había pasado y volvía a ocurrir. Le fascinaba. El presente nunca existe, pensaba. Nunca hubo tres tiempos, lo que ocurre ahora sólo es pasado reciente y esperanza de porvenir. Supo que Borges tenía razón: no podríamos imaginar un presente puro, sería nulo. El presente tiene siempre una partícula de pasado, una partícula de futuro . Corriendo, fue hasta la biblioteca, buscó su ejemplar de El Gran Gatsby y leyó, en voz alta y con solemnidad: Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado . Después, agotado, cayó de rodillas rezando a Heráclito. Sentía la fiebre quemándole los párpados. Confundía las noches y los días, no contestaba al teléfono, hacía semanas que había roto de una patada la televisión. Sabía el lugar e

Historias (1)

Quizás Oliveira jamás encontró a la Maga. Quizás acudió, cada día, a su cita con aquella aparición que algún día le había sobresaltado, y repetió el paseo hasta el Pont des Arts con la candidez de quien es capaz aún de creer en el destino. Esa era una posibilidad que le erizó los pelos. Qué habría sido entonces de todos nosotros. Luego pensó en Rocamadour, y empezó a sentirse culpable y mareado. La literatura no vale una vida, pensó sin conseguir engañarse. Toda la obra de Cortázar merece el fuego si podemos evitar el llanto de un niño. Entonces tuvo que correr para aguantar el vómito hasta el baño. Le despertó el timbre de la puerta. Oyó una voz femenina llamándole por su nombre, pero le costó unos minutos acordarse de ella. Cerró los ojos y se hizo una composición de lugar: las botellas sobre la cama, los libros en el sofá, algunos abiertos boca abajo en el suelo, la ropa en cualquier lado, los discos amontonados, la barba, la camiseta empapada en sudor, la ra