Dos poemas más sobre el tiempo. Los parques de Londres de la mano de Eva, con su sabor a domingo que pasa sin más, como un velo transparente. Los jueves de verano por la tarde en la oficina, cuando tras los cristales todo es sol y turistas y nada parece tener mucha importancia. La prosa de Stendhal, tanto tiempo después, volviendo a tejer su red sobre tí, muy lentamente. La televisión escupiéndote a la cara mientras eres incapaz de apretar el power de una vez por todas. Roma con Javier, ardiendo, viva y desbocada, inasible. Los amigos a veces, los viejos y los nuevos amigos. Somerset House impecable, grabándose en la memoria para tu eternidad. Las canciones de sal y vino de Paco Cifuentes. La bendita desaparición del fútbol antes de que esperemos la bendita aparición del fútbol. Los versos de Corredor-Matheos. El spritz de Giovanni. El absurdo de Piccadilly y tantas cosas que te alejan de Londres y tantas que te acercan a Roma. La fe de Paloma y la fe de Lola. El Moisés de Miguel Ángel esculpido en fuego y el nuevo libro de José María Álvarez, hijos los dos, el Moisés y el libro, del mismo sueño. Eva y Paula siempre. Dos poemas más sobre el miedo.
La globalización, el impacto del turismo en las ciudades y sus habitantes, el consumismo. Pero también la clase media, el elitismo, la estética o el poder. Son tantos los temas sobre los que reflexiona Josep Maria Nadal Suau en Temporada Alta (Ed. Sloper) , y el enfoque del libro es tan particular, que no es de extrañar que todas las reseñas incidan, en mayor o menor medida, en el carácter híbrido del texto, en su originalidad, en cómo en ocasiones emplea los códigos del ensayo, de la autobiografía, de la novela o de la obra histórica. Pero, ¿y su prosa? Es verdad, a estas alturas no debe sorprendernos la prosa de Nadal, hemos leído su trabajo crítico y sabemos hasta qué punto la calidad, el ritmo, la precisión e incluso el juego intertextual son una constante en su escritura. Pero en este texto más largo, por primera vez, podemos comprobar hasta qué punto cada frase, cada idea, conforman una prosa magnífica, y cómo a su vez esa prosa se funde con la estructura, para que el l
normal que tengas esto tan descuidado. buen junio, buenos poemas seguro
ResponderEliminarun saludo
Y tan descuidado, malone! Prometo aplicarme más desde ya mismo.
ResponderEliminarUn saludo.
Se te perdona... Disculpas de mi parte por descuidarme como lectora!!! Que lujo estar en el recuento de alguien a quien, no solo quieres, sino que valoras tanto!! UN BESO GRANDE
ResponderEliminarEl lujo y el placer es mío, ya lo sabes...Pocas personas transmiten esta fe y esta generosidad desinteresadas.
ResponderEliminar¡Y cualquiera está atento a este blog raquítico! Como he dicho a Malone, hago propósito de enmienda. Un beso.
¡¡No te equivoques!! ¿desinteresado? Es totalmente egoísta... jaja. No existe el desinterés... En el fondo todos buscamos nuestro bienestar... "Pensar en los demás" es una elección igual de egoista que pensar en uno mismo... con el mismo objetivo... la propia satisfacción...
ResponderEliminarCreo que el resultado de ese propósito lo veremos en tu próximo poemario, no? jeje
De todos modos, aunque fuera así es un modo más civilizado y agradable que los otros de buscar tu bienestar, ¿no te parece?
ResponderEliminarMi próximo poemario está aún verde, no te fíes de las declaraciones posteriores a las 12 de la noche.