Es quizás el último día de mi vida.
He saludado al sol, levantando la mano derecha,
pero no lo he saludado para decirle adiós.
He hecho una señal de que me gustaba verlo todavía, nada más.
A todas horas
este extraño sentirse en cacería
esta rotunda sensación
de que vivir no es más
que estar siempre buscando
un tesoro latente
una llave escondida
una razón para el inmenso absurdo
de andar continuamente como un perro
que da vueltas y vueltas
en pos del infinito de morderse la cola.
(de Calle del mar , Islavaria ediciones)