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Berlanga.

Sólo hay dos formas de hacer las cosas: con talento o sin él.
Pensemos en el cine español de principios de los cincuenta, de los sesenta o incluso de los setenta. Entre los frailes con escobas, los niños y niñas rompiendo los tímpanos del respetable y el humor (¿?) del destape, pasamos de la dura posguerra a la alegre transición.
Y en mitad de la nada, el milagro de Berlanga. Ironía, desfachatez, inteligencia. Sus diálogos corales, que no permiten un descanso al espectador sin que se pierda algo genial, sólo son comparables a los hermanos Marx, al mejor Jean Renoir (tengo que volver a ver La regla del juego) o al Billy Wilder de Un, dos, tres. Si pestañeas, tú te lo pierdes.
¿Que exagero un poco? Puede ser. Pero es lo que se merece la gente que hace las cosas con talento.

Comentarios

  1. Este viernes durante la cena tocará hablar de cine (Berlanga), poesía (Carlos Edmundo de Ory), filosofía (Földényi) y fútbol (España).
    Un abrazo!

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  2. Seguro que algún periódico regalará una colección de películas de Berlanga... y después de leerte me han entrado ganas de comprarmelas todas!! jaja.
    Sr. Cánaves, ¿no contemplaba usted que se fuera a hablar de comunismo? Pues parecía que lo tenía preparado...
    Muy buena conversación la de la cena... y muy mala resaca al día siguiente!!

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  3. La cena fue fantástica. Ya espero la siguiente, eso sí, obviando el comunismo y entrando más en el tema del escritor vocacional/ocasional: dará más de sí.
    Gracias a los dos por estar aquí, en el blog fantasma.

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  4. Madre mía, dos contra uno. Esto va a ser mucho para mi... Con tanto debate sobre el tema yo ya no sé ni lo que pienso... jaja. Me preparé (cuerpo y mente) para el encuentro

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